La guerra entre Ucrania y Rusia tiene raíces profundas y las hostilidades entre ambos países van más allá del conflicto armado que está ocurriendo actualmente.
Las tensiones entre ambos países se remontan a varios momentos históricos, desde la disolución de la Unión Soviética en 1991 y a la independencia de Ucrania ese mismo año, la anexión de Crimea por parte de Rusia y su apoyo a separatistas en las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, hasta llegar a la invasión de Ucrania en 2022 donde Rusia argumentó la protección a los ruso-parlantes en territorio ucraniano y las intenciones expansionistas de la OTAN en la región.
Sin embargo y para la mala fortuna de Ucrania, la región ha quedado en medio de un conflicto mucho más amplio y extenso que amenaza con cambiar el orden económico y geopolítico que ha imperado en el mundo desde que terminó la Segunda Guerra Mundial: la confrontación entre las dos potencias globales más importantes actualmente: Estados Unidos y China.
China y Rusia han mantenido una asociación estratégica «sin límites» desde antes de la invasión rusa a Ucrania en 2022, y han seguido estrechando lazos en áreas como comercio, tecnología y asuntos internacionales. Esta alianza representa un desafío estratégico para Estados Unidos por varias razones:
• Poder militar combinado: Aunque no han formalizado una alianza militar, la cooperación entre ambos países en ejercicios conjuntos y desarrollo de tecnología bélica ha aumentado. Esto podría complicar la capacidad de Estados Unidos para responder a conflictos en múltiples frentes.
• Desafío económico: China y Rusia han fortalecido su comercio bilateral, reduciendo su dependencia del dólar estadounidense y promoviendo acuerdos en monedas locales. Esto podría debilitar la influencia financiera de Estados Unidos en el mundo.
• Influencia geopolítica: Ambos países han trabajado juntos en foros internacionales para contrarrestar la influencia occidental. China ha respaldado a Rusia diplomáticamente en la guerra de Ucrania, mientras que Rusia apoya a China en su postura sobre Taiwán.
• Impacto en la OTAN: La alianza entre Rusia y China ha llevado a una OTAN disminuida a tratar de prepararse para años de tensiones con ambas potencias, reforzando su presencia militar en Europa y Asia.
Es debido a esta alianza que Estados Unidos parece haber disminuido su apoyo a Ucrania en los últimos meses y parece no continuar con la presión que la administración Biden había puesto sobre Rusia para que abandonara las hostilidades y saliera de las regiones ocupadas en este país.
Según informes recientes, la administración de Donald Trump ha reducido la asistencia a Ucrania de 300 mil millones de dólares a 100 mil millones. Además de esto, la administración Trump ha criticado duramente al presidente ucraniano Volodímir Zelenski, llamándolo dictador e incluso humillándolo públicamente en una visita que el mandatario ucraniano hizo a la Casa Blanca el pasado 28 de febrero de 2025.
El cambio de estrategia de Estados Unidos en Ucrania no puede ser casualidad, y aunque Ucrania posee importantes reservas de minerales raros esenciales para el desarrollo tecnológico e industrial, y a pesar de que Estados Unidos quiere que se firme un ventajoso acuerdo para la explotación de estos minerales en la región, parece haber un motivo a largo plazo más importante para el aparente abandono de Estados Unidos: el desmantelamiento de la alianza estratégica entre China y Rusia.
Las ventajas para Estados Unidos frente a un potencial rompimiento entre China y Rusia son muy importantes:
• Reconfiguración del equilibrio de poder: Estados Unidos podría aprovechar la fractura para fortalecer su influencia en Asia y Europa del Este, debilitando la posición de China en la región.
• Impacto económico: China y Rusia han desarrollado una cooperación económica profunda, especialmente en energía y comercio. Una ruptura podría afectar el suministro de gas y petróleo a China, obligándola a buscar alternativas que complicarían su desarrollo industrial y disminuirían su ventaja competitiva en varios sectores productivos.
• Cambio en la estrategia militar: Rusia y China han colaborado en ejercicios militares y desarrollo tecnológico. Si la alianza se desmorona, Rusia podría perder acceso a tecnología clave, mientras que China podría reconsiderar su postura sobre Taiwán.
• Nuevas alianzas: China podría buscar fortalecer sus lazos con otras potencias emergentes como India o Brasil, mientras que Rusia tendría que acercarse a Estados Unidos en un intento de reducir su aislamiento.
Es así que el cambio de timón de Estados Unidos frente a Ucrania, y la tolerancia que ha mostrado frente a Rusia y sus ataques continuos en territorio ucraniano a pesar de estarse desarrollando conversaciones de paz, no son casualidad.
Si Rusia se alineara con Estados Unidos, China perdería un aliado clave en organismos internacionales como la ONU y la OMC, podría enfrentar dificultades en el suministro de petróleo y gas que dificultaría y encarecería su producción industrial, y se alteraría el equilibrio de poder en Asia afectando la postura de China sobre Taiwán y el Mar de China Meridional, consecuencias que beneficiarían a Estados Unidos en la lucha de ambos países por el dominio global.
Lo más triste de todo es que, en este juego de poder mundial, el más afectado es el pueblo ucraniano que ha visto complicada su situación al estar en medio de un conflicto mayor que poco tiene que ver con ellos.
Muy interesante análisis y reflexión, solo resta seguir en la expectancia de cómo se alinean esas alianzas.
¡Felicidades por esta nueva incursión!
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